Si hay algo que he aprendido de este último año ha sido a no creer en nada.
La crisis, la desesperación y el miedo colectivo por verse en el paro sacan lo peor de cada uno. Los cuentos que leía de pequeña me decían que si era buena todo me iría bien, pero la verdad es que ni la sirenita consigue al hombre de sus sueños, ni a Blancanieves la despierta el principe, y cenicienta pasó de limpiar la casa de su malvada madrastra a limpiar el palacio del principe.
De pequeña me decían que mentir a los demás estaba mal, incluso me amenazaban con que se me deformaría la nariz( o algo así), yo me aprendí la lección al dedillo, ahora sólo me miento a mi misma diciendome que todo irá a mejor.
Cuando estudiaba me preparaban para dirigir una gran multinacional, aunque preparada para dirigir cualquier cosa, sólo dirijo mi vida y por menos de mil euros, pero doy las Gracias a Dios por tener salud, aunque quien lo pasa mal persiguiendo el humo como buena ex fumadora soy yo, por lo tanto aprendí que Gracias a Dios soy ATEA.
Pero lo que de verdad aprendí fue esto:
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